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lunes, 23 de enero de 2017

Hasta Pronto Doctor Mario López (don Mario).

Hasta pronto Mario López 



Un hasta pronto para un amigo especial, resulta fácil escribir sobre las cualidades de un hombre excepcional como Mario López  Urbina, sin embargo se me hace difícil, porque los ojos se me nublan por las lagrimas por su partida, aunque me reconforta saber que ya se encuentra gozando por lo que tanto luchó acá en esta vida. Ese hombre que siempre irradiaba alegría que la palabra fracaso no estaba en su extenso vocabulario, el mismo que podía ser la persona más sería de este mundo y a la vez ser la persona más jovial y elocuente, así es como quiero recordar a este gran hombre a ese padre y esposo ejemplar, que por suerte tuve la oportunidad de compartir su amistad y excelentes recuerdos. 

Lo conocí cuando no sé ni porque pero fui invitado a ser parte del Comité Pro Canonización de Madre Clarita, fue ahí donde me enteré de su entusiasmo de su energía positiva, tengo presente cuando algunas veces no estábamos de acuerdo con los puntos de uno y otro, pero siempre encontrábamos el punto medio y los proyectos salían adelante, entre esos les puedo mencionar, las cenas en honor de Madre Clarita, lográbamos  llenar el gimnasio del Colegio y con mucha pena les teníamos que decir a personas que ya no teníamos tarjetas, aún a la fecha hay padres de familia que me siguen preguntando por esas actividades, así como de las tardes familiares, excursiones, para muchas familias era algo esperado para poder compartir con amigos y con los hijos.
Sin olvidar que gracias al sub comité, estrechamos lazos personales todos los miembros y algunas veces inventábamos reuniones y paseos donde la pasábamos bien, en un ambiente familiar, así mismo seguían las salidas al campo, allá era declarado con mucho cariño “el cocinero oficial”, como olvidar aquellos huevos, fritos con chile verde, tomate, frijolitos fritos (que aunque eran de bolsa), quien sabe que les ponía pero le quedaban bien, la carne él la llevaba preparada y nosotros solo le colaborábamos encendiendo el carbón, fueron varias noches de luna allá en la campiña de Suchitoto, lugar que le gustó desde la primera vez que conoció, por eso le perdonábamos que no nos dejara dormir cuando roncaba fuerte, sin embargo nos llegamos a acostumbrar y para ser sinceros cuando no nos acompañaba ya nos hacían falta sus ronquidos en la quietud de la noche.

Los padres que nos acompañaron en el musical en septiembre del año recién pasado, pudieron comprobar de primera mano, como era en la realidad Don Mario, así como nos bautizó la Hermana Marleny Caballero, en el viaje fuimos haciendo ameno todo el trayecto y allá tramamos siempre de disfrutar cada momento, porque con él no se podía de otra manera. Pero como las ironías del destino quien nos hubiese dicho que ese sería el último viaje que realizaría ese hombre extraordinario que nació para servir a Dios y un completo enamorado de la obra de Madre Clarita.
Solo quiero concluir que personas normales, comunes y corrientes, y hasta cierto punto loco, como el que escribe estas líneas es la mayoría en este mundo, pero seres extraordinarios con un don especial como Mario López Urbina, esos vienen a este mundo pocos, me lo imagino allá en el cielo, siendo recibido por Madre Clarita, diciéndole muy bien lo hiciste excelente, solo te faltó un pequeño detalle, no pudiste cambiar a tu amigo Alex Escobar Vaquero, esa tarea te quedó pendiente, a lo mejor desde allá le  encarga la Madre que siga perseverando.
Hasta pronto, que descase en paz, don Mario, y trate de hacernos un lugarcito, quien sabe y a lo mejor llegamos por allá todos los amigos de viajes…